Mi amigo y maestro Juan Carlos Cubeiro me pide unas líneas que prologuen éste su por ahora último libro. Es curioso cómo en nuestra vidas se producen “inversiones de roles”. Los que practicamos el coaching y la consultoría de procesos utilizamos esta inversión, es decir, invertimos,e invitamos a nuestros clientes a que inviertan, para ponernos en el lugar del otro; o mejor, para exteriorizar la imagen del otro que tenemos interiorizada, de forma inconsciente la mayoria de las veces.Siempre es un proceso revelador y enriquecedor porque nos hace ver cómo mucho de lo que vemos en los demás en realidad es lo que vemos de nosotros mismos.
En este prólogo me atrevo a presentar al lector tres tipos de inversión, una paradoja y una pequeña nota sentimental. La primera inversión,seguramente la más visible y obvia es que los prologuistas suelen ser figuras de autoridad reconocida que recomiendan la lectura de la obra.En este sentido, la inversión consiste en que Juan Carlos es la verdadera autoridad, una de las personas y personalidades más conocidas y prestigiosas en España,con más autoridad para pensar,hablar y escribir sobre el liderazgo y la gestión del cambio; yo,su presentador, debería ser el presentado y espero serlo muy pronto pero por ahora los papeles están invertidos.
La segunda inversión que observo en Juan Carlos me parece mucho más relevante para la legión de sus lectores y por supuesto para mi mismo.Son muchos quienes afirman que Cubeiro es uno de los grandes “gurus” de habla española; y están en lo cierto. Lo que me pasa es que no me gustan los “gurus” si entendemos como tales a quienes nos dicen lo que tenemos que hacer;ser y actuar como ellos.Piensan por nosotros y nos prescriben que sustituyamos nuestro pensar por el suyo.Lo pensado en lugar del pensar que emerge en cada uno de nosotros en cada momento de nuestra vida profesional y personal.
Al menos en sus dos últimos libros, “En un lugar del talento” ( en el que recreábamos con él “El Quijote” y su geografia en una clave de management seguramente nunca abordada con nuestra novela por excelencia; otros lo han hecho con obritas menores) y en éste, Juan Carlos invierte su rol,no es nuestro “maitre á penser” sino un acompañante excepcional con el que visitamos un periodo histórico europeo y español apasionante. Lo vemos claramente en las observaciones de Don Leopoldo Bauluz, seguramente un trasunto del propio autor, que son extraordinariamente atinadas y, a la vez, minimalistas entendiendo el término como el escaso espacio que ocupan en el conjunto del libro. Por algo Juan Carlos es también uno de los grandes coaches españoles: porque sabe acompañar y porque tiene una afinadísima caja de resonancia ,pues así interpreto yo las observaciones de Bauluz. Esta segunda inversión del autor me parece de primer orden: si alguna vez lo fue, ha decidido dejar de ser un “guru” para convertirse en acompañante que apenas sugiere, mucho menos impone, precisamente para que sea cada lector quien observe lo que a él le sugieren las situaciones y los personajes.
Hay un aspecto del libro que me atrae especialmente por ser yo mismo un defensor de la técnica de la construcción de escenarios como forma de venir al presente desde el futuro.Por cierto, una de las grandes autoridades mundiales en esta técnica de escenarios, Art Kleiner, que me honra con su amistad, acaba de escribir un magnífico libro aún no traducido a nuestro idioma y que Juan Carlos cita en este suyo con maestria y pertinencia.Ya en las primeras palabras de su Introducción nos dice Juan Carlos que estamos en el año 2013 que es aproximadamente el horizonte temporal ,9 o 10 años, en el que se diseñan los escenarios. Frente al tradicional “feed-back”, venir del pasado al presente, un “feed-forward” mucho más creativo y abierto.Ésta es la tercera inversión ,que sea el futuro el que informe el presente.
En inglés se utiliza el término “path dependency” ( algo así como dependencia del camino recorrido) para referirse a uno de los peligros de la planificación estratégica: que nuestro pensar actual sea tributario de lo pensado( que es precisamente lo que nos piden los “gurus”). Es ésta la razón por la que Gary Hamel sostiene que las estrategias de las empresas tienden a converger, porque siempre parten de lo ya pensado, que viene a ser igual para todos. Casi no me atrevo a completar lo que dice Gary por si se interpretara que lo digo “pro domo mia”; me arriesgo: “el problema-termina Hamel- es que todas las grandes empresas contratan a los mismos consultores”. Ësta es su versión de lo pensado frente al pensamiento emergente.
En este libro la fantasía creativa del autor reúne a grandes humanistas , líderes , y ,representado por Maquiavelo, algo de la descripción pesimista de la naturaleza humana en las organizaciones que Mc.Gregor denominó “Teoria X”. La optimista, la “Y”, estaría muy bien representada por Erasmo y por Tomás Moro. Seguramente Cisneros es un gran albacea, el garante del cumplimiento de las últimas voluntades de la líder Isabel de Castilla para pasar el testigo al gran líder que fue nuestro Emperador Carlos.En definitiva, un gran gestor, figura a veces olvidada porque la de los líderes parece oscurecerla. Los acontecimientos de los últimos años del siglo XX y los de los tres de este XXI nos recuerdan la importancia de la gestión, del control, de saber que no basta con ser un brillante creador si no se ejecuta con minuciosidad. Con algo de desprecio se dice en inglés de algunas personas que apenas son “bean counters”, “contadores de alubias” en nuestra Castilla; de la necesidad de operar simultáneamente “con lo dulce y con lo amargo”.
Los escenarios nos permiten venir del futuro al presente y nos incitan a visitar lo impensable, aquello que no podría aflorar si viniéramos del pasado con nuestra “path dependency” condicionándonos por lo ya pensado. Si escogemos el método del Mago Merlín( que como se recordará viajaba del futuro hacia el presente), nos ponemos en disposición de recoger una multitud de variables, de situaciones, de incertidumbres,de paradojas.Creo recordar que ha sido José Antonio Marina( a quien también Cubeiro menciona en su libro y con quien creo tiene una fecunda amistad), quien sostiene que la inteligencia humana se distingue de otras porque tiene proyectos. Yo he leido este magnífico libro, tratando de captar todos los mensajes y matices que he podido, lógicamente desde mis proyectos personales. Cada lector tendrá los suyos y desde ellos hará su lectura que será su pensar emergente. Partiendo de los mios, veo en “El Triunfo del Humanismo”, sugerencias estratégicas, de cambio, de competitividad, de sucesión, de confianza, de conversaciones. Para no cansar y distraer al lector, que con seguridad va a focalizar su atención en esta obra de Cubeiro y evitar en lo posible este prólogo( entre otras cosas para evitar que alguien ,además con mucha menos autoridad que Juan Carlos, intente pensar por él), voy a centrarme en dos: conversaciones y sostenibilidad.
Theodor Zeldin es un historiador, filósofo y consultor además de profesor de la Universidad de Oxford, que afirma que “si se quiere crear cambios en las empresas hay que empezar conversaciones”.Añade Zeldin que la nueva economia no necesita más sino de nuevas conversaciones, que para él son las que crean nuevas formas de redes y entramados en las empresas. Los actuales sirven para sostener ventajas competitivas pero no para promover que las personas realicen todo su potencial.Ya estamos vienco cómo aparecen nuevas empresas fomadas por amigos, basadas en la amistad, algo que podría alterar las relaciones sociales. Las conversaciones que habrian podido tener en Alcalá los humanistas españoles con Tomás Moro, con Erasmo, incluso con Maquiavelo, podrían muy bien haber alterado el curso de la historia como afirma Juan Carlos Cubeiro.
Continúa Zeldin: “ Sal de ti mismo. Preguntándote la misma vieja pregunta: ¿Quién soy?no irás muy lejos. Por muy fascinante que te creas, otras personas son infinitamente más interesantes y tienen muchas más cosas que decir. Si cambias tu forma depensar estás cerca de cambiar el mundo.Necesitamos empezar a usar las conversaciones para generar valor para afrontar los fracasos, un tipo de coraje equilibtado que pueda resistir las decepciones y que nos haga inmunes al cinismo que durante tanto tiempo ha sido nuestra lacra. Al iniciar nuestras conversaciones el primer objetivo no puede ser la búsqueda de la ventaja personal o la respetabilidad.Me gustaría que las usáramos para crear igualdad, para abrirnos a lo desconocido para reconstruir nuestro mundo laboral”. ¡Cuántas notas, observaciones, citas y reflexiones de Cubeiro nos indican cómo los humanistas ya estaban en esto!.
La caja de resonancia de Juan Carlos Cubeiro ha ampliado en mi proyecto el arpegio de la sostenibilidad ,con lo que implica de confianza, diversidad, aceptación del otro, etc.Hace muy pocos dias me visitaba una doctoranda de una de las mejores escuelas de negocio españolas y me decía que en su Institución existía mucha preocupación por la sostenibilidad y me pedía algún consejo para escribir su tesis;una de las preguntas que le hice fue si creia que una empresa que no ha pensado en su propia sostenibilidad puede de verdad manifestar a los mercados su preocupación por la sostenibilidad de nuestro entorno, de nuestro sistema social. En “El Triunfo del Humanismo” esta preocupación está muy presente y muy viva, como lo están en los escritos ,cartas y declaraciones de muchos personajes del libro; sostenibilidad y sus requisitos, confianza, diversidad, variedad, complejidad, etc.
Aunque creo poco en las casualidades, lo cierto es que al tiempo que Juan Carlos Cubeiro me honraba pidiéndome estas líneas estaba yo leyendo el anuario 2004 de la revista “The Economist”( “The world in 2004”).Desde hace varios años esta revista y Roya Dutch/Shell convocan un concurso de ensayos sobre un tema determinado que en 2003 ha sido “¿Necesitamos la naturaleza?”. El anuario publica el artículo ganador escrito por Diane Brooks de Anchorage,Alaska;es una entrevista en televisión con un hongo ,”Pilobolus crystallinos” que ha publicado un bestseller titulado “¿Necesitamos a la humanidad?.Una perspectiva micológica”. En un momento de la entrevista ,la periodista le dice al hongo escritor que en en su libro cita muchas veces lo que en siglos anteriores podrían haberse llamado valores: altruismo, moderación y cosas así.¿Cómo definirían los hongos los valores éticos?¿O quizá los llamarían valores espirituales?. El autor Pilobolus sonrie y afirma “ mucho de lo que otros consideran espiritual nosotros lo llamamos secular, lo cual no quiere decir que no tengamos nuestra teología.En el mundo de los hongos existen dos sistemas importantes de micoteismo.La religión más reciente tiene sólo unos 50 millones de años de existencia pero es la más practicada por las familias más jóvenes.La más antigua está mucho más extendida aunque sus textos se han venido racionalizando a partir de los originales.En conjunto, el 99,4% de los hongos son creyentes de una y otra religión. Pero es importante subrayar que no existen tensiones ni disputas entre los dos teismos. Los principios esenciales de ambos son idénticos”.
¿Cómo no relacionar estos párrafos con la caja de resonancia que Juan Carlos Cubeiro nos proporciona en “El Triunfo del Humanismo”? Cuando Erasmo y Juan Luis Vives,los tolerantes,son repudiados por unos y otros,Tomás Moro decapitado, los Comuneros(¿ serían hoy nuestros dirigentes autonómicos?) ejecutados,Servet en la hoguera, Lutero intransigente, la Inquisición rampante y nuestro Emperador batallando con el Turco que quizá dentro de pocos años sea nuestro socio en la Unión Europea.
¿Cómo no evocar la cuestión de la sostenibilidad en el libro de Cubeiro cuando Pilobolus ,el hongo escritor, dice que la historia moderna de sus congéneres tiene unos 400 millones de años cargados de éxitos ,y nuestro Imperio ( por cierto uno de los más longevos) apenas duró 300 años y la vida media de las empresas no llega ni a los 100?.
La tolerancia, la aceptación de las diferencias están en muchas de las reflexiones de Leopoldo Bauluz y quizá podría haber dicho lo que el hongo le dice a su entrevistadora cuando explica los fundamentos esenciales idénticos de ambas religiones:”Mientras que el principio esencial de casi todas las religiones de los humanos radica en la modificación del comportamiento, el valor esencial del micoteismo es el reconocimiento de las especies”. “Tenga en cuenta-continúa Pilobolus- que somos más de millón y medio de especies e incontables millones de tipos de apareamiento.Es dificil exagerar las presiones resultantes de una diversidad de esta magnitud. Desde hace mucho tiempo creemos que la mejor forma de mantener el orden en el sistema consiste en defender el micoteismo institucionalizado.En consecuencia, son abrumadora mayoria los que creen que somos la organización más capaz de lograr consensos entre nosotros y de actuar de consuno después de llegar a ellos”
La paradoja de este magnífico libro es que Leopoldo Bauluz es profesor de Historia Alternativa que en 2013 analiza y enseña lecciones de liderazgo y sobre la naturaleza del poder imaginando la historia que pudo haber sido. Aunque anteriormente he citado muy someramente la técnica de la construcción de escenarios, cómo venir al presente desde el futuro, y he afirmado que Juan Carlos Cubeiro utiliza este saber, lo cierto es que hay en su libro como un ir y venir, del pasado al futuro, y al revés, pasando siempre por el presente. En este sentido veo la paradoja seguramente buscada por su brillante autor.Liderar y gestionar es trabajar con paradojas, con ambigüedades, con incertidumbres; y sobre todo aceptarlas con humildad, con vulnerabilidad. Y al tiempo no resignar la autoridad del Emperador, imitarle también en su retiro a Yuste.
No puedo terminar sin referirme a esa pequeña nota sentimental que este libro me evoca. Ya he dicho anteriormente que creo poco en las casualidades pero lo cierto es que el anterior libro de Cubeiro,“En un lugar del talento” fue prologado por Manuel Gutiérrez Aragón. Él y yo somos cántabros, de Torrelavega,casi coetáneos y amigos de la infancia y de la adolescencia. Por Torrelavega cuenta Cubeiro que pasó el Emperador después de desembarcar en Tazones en su primer viaje a España. Otras veces lo hizo en Santander y en Laredo. También Juan Carlos tiene raices y vínculos en esta tierra.
A Torrelavega se la llama “la ciudad de los Garcilasos”. Garcilaso de la Vega, toledano, poeta, diplomáticoy militar al servicio del Emperador, tuvo una antepasada , Doña Leonor de la Vega que en esta tierruca mía construyó su Torre y de esta circunstancia nace el nombre del lugar que me vio nacer. En “El Triunfo del Humanismo” Garcilaso tiene un espacio que evoca en mi el recuerdo y el agradecimiento a todo lo que Torrelavega me ha dado.
Espero que a muchos lectores también el libro de Juan Carlos Cubeiro les evoque notas sentimentales que en modo alguno son supérfluas, sobre todo cuando se lidera o trabaja en empresas y organizaciones.
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